Siendo conscientes de que las sociedades actuales reflejan un cambio sustancial en los ámbitos: social, económico, político, educativo y cultural; debemos reconocer también, que estas transformaciones demandan formas distintas de comprender y aproximarse a las diversas realidades socioculturales.

      Estos cambios dan como resultado nuevos escenarios en las distintas esferas sociales, que referidos al ámbito educativo supone que los jóvenes utilicen procesos de construcción de identidades individuales y colectivas muy complejos.

      En numerosas ocasiones observamos como se adentran en espacios sociales menos tradicionales, de los que un gran número de padres, e incluso docentes, son desconocedores. Estas nuevas situaciones requieren de profesionales en orientación educativa que sean poseedores de las herramientas teóricas y prácticas necesarias para enfrentar la complejidad de los nuevos mundos juveniles y sus diversos referentes culturales.

 

      La labor de la orientación pasa por:

 

      Introducir nuevas estrategias didácticas y organizativas para que los jóvenes encuentren su camino.

 

      Atender preferentemente a la calidad de las relaciones más que a los medios y apoyos puestos en juego.

 

      Aplicar los principios democráticos de justicia social favoreciendo la participación democrática.

 

      Reconocer y garantizar el derecho de las minorías.

 

      Incorporar y dar respuestas a los problemas de identidad cultural.

 

      Atender las necesidades educativas especiales derivadas de la diversidad humana.