Podríamos definir la  palabra motivación como: la voluntad y el interés que nos impulsan a mantenernos firmes en una conducta, con el propósito de cumplir el objetivo que nos hemos marcado. 

 

      Ese objetivo vendría dado por satisfacer diferentes necesidades, donde cada una de ellas, según la teoría de Maslow, estaría en el escalón de una pirámide, que se iría ascendiendo según se van cubriendo.

 

      Estas necesidades irían desde las fisiológicas como alimento o vestido, en el primer peldaño, hasta necesidades de autorrealización como la independencia, en el último; pasando por necesidades de seguridad, sociales y de estima, en el segundo, tercer y cuarto escalón, respectivamente. 

 

      Pero, ¿sería éste, realmente,  el orden? ¿No podríamos autorrealizarnos sin antes haber cubierto nuestra necesidad de cariño? ¿Cuáles serían los motivos que nos impulsarían: racionales, emocionales, altruistas, egocéntricos? ¿Cuáles serían buenos y cuáles no lo serían tanto? ¿Podemos encontrar en nosotros mismos motivos que nos impulsen, o la motivación viene siempre de fuera?

 

       Éstas y otras muchas preguntas, son las que desarrollaremos e intentaremos contestar aquí, poniendo énfasis en la búsqueda de nuestras propias motivaciones que sin duda serán las que más satisfacciones nos van a dar.